El oeste pampeano localizado en una región semiárida se encuentra afectado desde mediados de la década del cuarenta por profundos cambios ambientales debido a que en ese periodo el río Atuel deja de ingresar en forma permanente al territorio de la Pampa. Este hecho se debe a dos factores, por un lado, el uso intensivo que se hizo en Mendoza para consolidar el oasis frutícola y vinícola de San Rafael y General Alvear y por otro la construcción de la represa Los Nihuiles, concretada en1947-48. Como consecuencia se produjeron desplazamientos de población del área. Esto último, llevo a la consolidación del reclamo por parte de La Pampa, ya como provincia a partir de 1951.
El conflicto socio-ambiental atravesó distintas etapas, con dos demandas por parte de La Pampa ante la Corte Suprema de la Nación en 1978 y una nueva audiencia en el 2017. En ambos casos los fallos fueron favorables a La Pampa. Como parte de la última sentencia, las provincias deben acordar obras para permitir el escurrimiento del río. Sin embargo, aún no se llegó a un acuerdo en el tema. Mendoza aduce que no dispone del caudal solicitado por la provincia pampeana, el cual es de 4,5 metros cúbicos por segundo. A pesar de este argumento, durante el corriente año se comenzó a implementar la práctica del fracking en Malargue, la cual demanda enormes cantidades de agua. Ello contradice en cierta forma la postura cuyana.